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viernes, 4 de diciembre de 2015

Los del Camino

SÁBADO, 11 DE OCTUBRE DE 2008

Una historia de vida ...




La historia de nuestro grupo comienza el año 1965.

Yo ingresaba al tercer año de Humanidades en el Liceo José Victorino Lastarria y al entrar a la sala, veo a Kiko Martin volando desde el fondo hacia la pizarra, mientras su rival, el flaco Vasallo observaba el vuelo de su oponente.

Terminado el desorden y durante el primer recreo, tuve la oportunidad de conversar con Kiko y descubrir en él, a un tremendo amigo. Recuerdo que me llamaron la atención, sus camisas blancas con un cuello impecable y el nudo triangular de su corbata, que en nada se parecían a las mías, sus zapatos impecables, el hecho que siempre tenía “puchos” y que ya se afeitaba “con gillette” una vez al día, mientras a mi sólo me salían un par de pelos que no justificaban entrar al club de los que se afeitaban.

Un día me invitó a su casa en Los Grillos 5383 y partimos en una “micro 4” que nos llevó desde Av. Providencia con Miguel Claro, por Providencia y Tobalaba hasta llegar al puente que nos lleva a su casa. Durante todo el trayecto nos fuimos conversando y mirando automóviles norteamericanos, cuyas marcas y años de fabricación sabíamos distinguir a la perfección.

Nunca olvidaré esa primera visita y lo cariñosa que fue su madre, la “Tía Nina”, con este flamante compañero de curso. Inmediatamente de haber llegado, nos dijo que fuésemos al baño a lavarnos las manos, para tomar onces y nos regaloneó con pan fresco calentito, con palta y jamón, servido en ese comedor maravilloso que luego se convertiría en nuestro primer y principal lugar de ensayos, durante muchos años.

La Tía Nina marcó el comienzo de nuestro grupo y fue ella, junto al atento y cariñoso oído de don Ricardo, que nos fueron empujando hacia el lindo camino que recorrimos LOS DEL CAMINO durante tantos años.

Luego vendrían Alfredo, “El Pollo” y Víctor Aller, con quienes se completó el grupo y comenzamos tímidamente a cantar, acompañados de una sola guitarra.

Nuestra primera canción fue “Michael row the boat ashore”, un spiritual afro americano que cantaban los esclavos de color en una de las islas de Carolina del Sur. Es relativamente sencilla y fácil de cantar a varias voces, donde la mayor complicación podía ser el inglés. Así y todo, se convirtió en nuestro “primer hit”, el que llegamos a cantar en una peña folklórica, en presencia nada menos que de Salvador Allende, candidato a Presidente de Chile.

Luego vendrían “Arriba en la cordillera”, donde Víctor Aller se luce con su tremenda voz, para luego dar paso a las Zambas del Grillo y de La Esperanza, canciones de mayor complejidad musical, donde tuvimos que integrar “un bombo”, como parte de nuestra instrumentación, el cual quedó a cargo de Kiko Martin, en virtud de su pasado como baterista, en alguna de sus épocas como integrante de un grupo de música rock.

Con los años, llegamos a complementar nuestras voces muy bien. Ensayábamos hasta 5 horas diarias. Los arreglos y musicalidad de Los Cuatro Cuartos nos marcó un estilo que seguiríamos en adelante, con canciones como “San Pedro trotó 100 años”, “Las Bombachas Coloradas”, “El enganche de los puetas” y otras que ensayamos mucho, pero que nunca llegamos a completar.Igualmente nos entusiasmó la “Tonada de Manuel Rodríguez”, “Tierra Ajena” y “La mula rosilla”, canciones que presentamos con éxito en más de un Festival de la Canción.

Pero vendrían tiempos de sombras para el grupo. 

Había comenzado un nuevo fenómeno musical y debo confesar que en esa época fui fuertemente influenciado por LOS BEATLES. Gradualmente me fui desinteresando por el folklore, para darle paso a las canciones en inglés, en un gesto que hoy considero de mucha inmadurez y de lo cual me arrepiento muy sinceramente. Asimismo mi rendimiento escolar, había bajado de manera muy considerable y tuve que optar reducir las horas de ensayo, para poder subir las notas y no perder la posibilidad de entrar a la universidad. El fantasma de la P.A.A. se había hecho presente entre nosotros y comenzaba a causar estragos en el desarrollo de nuestras actividades artísticas y musicales.

De todo lo que se perdió en esos años, lo que más siento es que nuestra unidad se vio seriamente afectada y que yo me alejé de Los Grillos 5383, por ingresar a un mundo musical que no me pertenecía.

Recuerdo que logré avanzar en mis estudios de guitarra, al punto de poder tocar y cantar canciones muy difíciles de LOS BEATLES, como lo es BLACKBIRD.

En una ocasión me grabaron y cuando escuché la grabación, me cargó darme cuenta que yo no era un BEATLE, que no tocaba como ellos ni sonaba como ellos y fue en ese momento, que dejé de tocar guitarra y de cantar, durante muchos años.

Mi amigo Kiko, con una visión muy certera de lo que ocurría conmigo en esos años, siempre se refirió a LOS BEATLES como LOS BUITRES y con el paso de los años, lo he logrado entender, porque ellos habían invadido un trozo de territorio que pertenecía a LOS DEL CAMINO.

Fuimos y somos grandes amigos. Siempre admiré la capacidad que tenían de conquistar mujeres, de bailar bien y de no complicarse con las declaraciones y los pololeos.

Aprendí a hacerme el “nudo triángulo” de la corbata, el que uso hasta el día de hoy.

Comencé a afeitarme, pero nunca logré dominar la “Platinum Plus”, sin cortarme la cara y fui el último de los cuatro en aprender a manejar.

Sus padres me mostraron un camino de amor, de honestidad, rectitud y consecuencia. Me regalonearon con sus afectos y siempre estimularon la amistad entre nosotros.

Siento que he perdido mis propias palabras y emulando los “Instantes” de Jorge Luís Borges, les quiero decir desde el fondo de mi corazón, que:

Si pudiera volver atrás,
cantaría más
Sería menos llevado de mi idea, más flexible y tolerante
Sería menos inmaduro y de hecho,
tomaría muy en serio, el cariño que proviene de mis amigos
Sería menos grave y más amplio de criterio
Haría más ejercicio físico y
habría viajado al sur de Chile “a dedo” con LOS DEL CAMINO
Cantaría más en español y menos en inglés
Habría ido más veces a ver a Violeta Parra
y no mezclaría su talento con la política de la época
Han pasado los años, como los Instantes de Borges
Y Dios nos ha regalado esta maravillosa oportunidad
de volver a juntarnos para cantar, reír, recordar y poder 
mostrarle a nuestros hijos, el valor y significado que tiene
una larga, verdadera, sincera y profunda amistad, 
la cual con el paso de los años
nos ha elevado a la categoría de hermanos.


Hugo Donoso Palacios

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